jueves, 7 de febrero de 2013

Ángel Luis Sánchez Bolaños, "EL DIABLO DE LOS NÚMEROS"


CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES PURA COINCIDENCIA
Jul 1, 2012

1.-La inmolación de las dos Cajas. La semana se despide con el sabor amargo de una derrota catastrófica para los intereses canarios. Ya sé que en este baile de responsabilidades hay unos cuantos realizando hogueras para que sus figuras queden difuminadas en el olvido, o bien que la humareda cubra sus cuerpos mientras la opinión pública se entretiene eligiendo a actores secundarios como acusados de una debacle histórica.

Mejor no acelerar tanto como pretenden algunos. Lo cierto es que La Caja de Canarias ha quedado completamente desaparecida dentro del fantasma de Bankia; ya no forma parte de su engranaje… Y Bankia a su vez vale menos 16.000 millones de euros después de que hace dos años se valoraran sus activos por encima de los 350.000 millones de euros. Una enorme cantidad de dinero ha sido volatilizada a consecuencia de una tonelada de operaciones fallidas realizadas esencialmente en Caja Madrid y Bancaja en torno al ladrillo, y al uso torticero de la clase política de los ahorros de los clientes.

El patrimonio de La Caja alcanzaba los 400 millones de euros en el momento de la fusión. Y casi diez años antes, en noviembre de 1999, esa entidad valía unos 2.400 millones de euros (430.000 millones de pesetas, según memoria de la época). Es perder el tiempo preguntarse qué hubiera sucedido sin que la precipitación de Zapatero condenara a la mayoría de las cajas al martirio, pero sin duda unas cuantas de ellas todavía estarían en el mercado. Tal vez pasándolo mal, o revolviéndose contra sí mismas y sus pecados, pero seguro que estarían vivas. Entre ellas supongo a los principales del Archipiélago.

CajaCanarias tampoco tiene un futuro prometedor. La semana concluye con una fusión por absorción en el vientre de La Caixa, que es una forma elegante de significar que se traga a los cuatro componentes de Banca Cívica (CajaNavarra, Caja de Burgos,  CajaSol, y la de Tenerife), para que poco a poco, en una disgestión relativa que no superará los dos años, sus huesos se fundan de la madre para dejar de ser lo que fueron.

2.- La Caixa no cuenta con CajaCanarias. Absolutamente. No existirán ni La Caja de Las Palmas ni la de Tenerife; en tal caso unas fundaciones cuyo único cometido será velar por  una obra social que tampoco será perenne. Aquí terminan los juegos malabares de Alvaro Arvelo, y de una parte de la sociedad tinerfeña que jaleó su huida de una fusión archipielágica; el nulo desvelo del Gobierno canario que pasó por alto un movimiento financiero crucial que concluye con una autonomía más pobre, peor defendida, sin músculo para ayudar a empresas y particulares…; aquí termina el propio recorrido de Arvelo que, a pesar de ser un magnífico profesional, no ha entrado en el consejo de administración de La Caixa, cosa que sí ha pasado con Enrique Goñi (Caja Navarra) y Antonio Pulido (CajaSol), solo en esta maldita hora…, él que ha entregado la mayor parte de su vida a la institución, de botones a director en un ascenso perpetuo y merecido; él que nunca pidió pensionazos ni blindajes como otros que hundieron sus entidades y aún tuvieron la cara de llevarse crudas cantidades pornográficas; él que ve desvanecerse su sueño y el de otros muchos operadores que ya nunca, jamás, podrán contar con la intercesión de Arvelo para resolver un problema urgente. Esta es la cuestión: Arvelo o será el presidente de la obra social o, probablemente, no será nada.

Viva el pleito insular que nos ciega y nos transforma en más enanos de lo que somos; vivan los silencios clamorosos de la clase política, cobardes y despreciables, señal de su derrota como vigilantes y como guías.

Cuidado, porque lo que se ha hundido en Banca Cívica no es poca cosa. En el momento de la fusión, sus activos sumaban unos 71.788 millones de euros; y en 2009, CajaCanarias presentaba unos activos de 13.961 millones de euros, con unos beneficios netos anuales de 60 millones de euros. Entre la estulticia de Zapatero, una sociedad que nunca se pregunta por nada y que actúa como un rebaño, y las pésimas fusiones que se hicieron posteriormente con cajas dedicadas al pirateo, las acciones de un montón de canarios se han ido a pique. Se comprende la desesperación de Arvelo.


3.- Marrero Portugués y la desmemoria. Sin embargo, no se comprende tanto los deseos de algunos por trasmutarse en personas que nunca existieron. Leo hace un par de semanas un artículo de Juan Marrero Portugués, publicado en un periódico local. De entrada reclaman mi atención dos detalles: a) es el primer artículo de Marrero Portugués, ex director ejecutivo de la Caja de Canarias, desde que lo echaran a la calle a mediados de los setenta por haberla dejado en bancarrota; y b) que se haga eco de sus pensamientos el medio que más contribuyó a su derrota; de hecho, creo, en la memoria de muchos canarios aún figura aquel titular reclamando de los clientes que quitaran su dinero de la Caja, como así fue.

Todo el artículo de Marrero es un absurdo. Critica la politización de La Caja desde su marcha. Asombroso. Siendo él como fue uno de los primeros banqueros de España en introducirse en el mundo de la especulación y el ladrillo fundando el titanic de Protucasa, hallándose todo tipo de pruebas sobre una administración como mínimo dañina para los intereses de los impositores, lanzando a La Caja al vertedero de la quiebra, y obligando a los políticos de entonces, con Lorenzo Olarte y Mauricio a la cabeza, a intervenir para salvar los muebles, tiene narices que se autoproclame como ejemplo de gestión responsable el precursor de actuaciones similares a las que ahora conocemos casi pormenorizadamente de directores de Caja del Mediterráneo, Bancaja, Caja de Valencia, CajaSol, y Caja Castilla La Mancha, entre otras. No debe olvidar Marrero quién fue, ni tampoco su obediencia debida en el caso Icfem, en donde, por su afán de lancear a un opositor político, abrió un caso desde la Audiencia de Cuentas contra un grupo de inocentes. Nunca tuvo que estar en la Audiencia de Cuentas el que con tanta frivolidad actuó al frente de una entidad financiera. Cuando cayó Marrero, también lo hicieron con él Juan Pulido Castro y Federico Díaz-Bertrana, es decir el tardofranquismo sustituido por el postfranquismo.


4 .- De acuerdo: señalemos a los verdaderos responsables. En cuanto al medio me sorprende su ansia por buscar la «verdad» cuando la tiene entre su propio staff. Se me enciende la pasión de una noche amorosa al lado de un erizo cuando piden un juicio público para los culpables. Claro que sí. Estoy totalmente de acuerdo. Habría que empezar por quienes pusieron en marcha en los ochenta el Banco de las Islas Canarias con el objeto de cargarse La Caja de Canarias, en vista de que sus mandos no se sometían a los caprichos de aquellos  lugartenientes.

También sería interesante que se desvelasen las reuniones que tuvieron con José Carlos Mauricio, una parte del PSOE, una parte del PP, los sindicatos de la Caja, y unas cuantas decenas de ambiciones desmelenadas que suspiraban por politizar la Caja de verdad –ahí sí, Juan Marrero Portugués, ahí sí-. Y politizar era dar créditos a mansalva para los amigos, con avales de cartón piedra, y extendidos entre todo aquello que podría convertirse en una fortuna en un segundo de suerte.

En el año y medio en que estuvieron controlando la entidad, con Angel Luis Sánchez Bolaños de pantalla, se lo llevaron casi todo (repito: 430.000 millones de pesetas en activos, con unos beneficios netos anuales de 60 millones de euros, sin provisiones, una caja que por cuarto año consecutivo presentaba los mejores datos en rendimiento relativo de toda España). La dejaron hecha un erial, ingobernable. Cuando aterrizaron Antonio Marrero y Juan Manuel García Falcón la suerte estaba echada. Nunca actuaron con absoluta independencia, siempre había una llamada, una recomendación, un comité de empresa que te cortaba las alas amparados en campañas mediáticas de lobbys que habían intervenido en el gran golpe de 1999. (Preparación de la Fusión SALCAI-UTINSA, concediendo créditos personales por 20 años a los trabajadores para pagar las acciones).

La dimensión real del daño que hicieron a la sociedad canaria viene dada por uno de los motivos por los que fue apartado el  equipo directivo de entonces: para los asaltantes era fundamental introducir en las Islas el cable. Se trataba de llevar a todos los hogares una televisión por cable, mediante la cual la ciudadanía interesada compraba una hipotética programación a la carta. Durante meses la empresa en cuestión levantó zanjas en los principales municipios de Canarias. La ayuda pactada era de unos 70.000 millones de entonces, unos 400 millones de euros actuales. De repente, cuando iba a consumarse la apertura de la zanja principal -el crédito- llegó el anuncio de una noticia espectacular: surgía el ADSL, un adelanto técnico que pulverizaba las velocidades de conexión. Ese día murió el cable y aquel chanchullo. Nunca pidieron perdón. Habían alcanzado lo principal. La llave para demostrar la ostentosidad de un poder tan macabro como insolente. No pararon hasta vaciarla y pudrirla.

Me parece estupendo que se pidan responsabilidades. Sobre todo con carácter retroactivo. Esa caja no murió exactamente en 2012. Empezó a dejar de latir en junio de 1999, todo lo que vino después fue el agotamiento progresivo de un moribundo.

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